¿Cómo afectan a la población y, en especial, a la gente mayor?
Aunque resulte sorprendente, la práctica de vacunación se remonta al s. X en China, territorio donde se realizaban inoculaciones del virus de la viruela a sus habitantes a modo de prevención. En esa época, y durante varios siglos, la viruela era uno de los virus más frecuentes entre la población y – lamentablemente, – más mortíferos, produciendo grandes epidemias que mataron a miles de personas. De hecho, era una enfermedad tan letal que en algunas culturas estaba prohibido dar nombre a los niños hasta que contrajeran la enfermedad y sobrevivieran a ella.
“Aunque comúnmente las vacunas se asocian a la edad infantil, lo cierto es que también los ancianos reciben vacunas anuales. En gente mayor de 60 años, aquellas más frecuentes son para evitar la gripe, la neumonía y el tétanos.”
Ya en pleno s. XVIII, un médico británico llamado Edward Jenner, inventó la primera vacuna contra la viruela. Jenner descubrió que la viruela bovina, que afectaba a las vacas y era la misma que en humanos pero más leve, al ser inoculada en humanos permitía que quedarán protegidos de la variante en humanos, mucho más fuerte.
Más tarde, en la década de 1880, Pasteur desarrolla una vacuna para el cólera aviar y el ántrax. Y introduce el término vacuna y vacunación, que de hecho provienen de la palabra latina vacca, como homenaje a los descubrimientos hechos por Jenner sobre la viruela bovina. A finales del s. XIX la adopción de vacunas se vuelve obligatoria y ya en el s. XX se introducen varias vacunas para enfermedades como la difteria, sarampión, papera y rubeola.
Aunque comúnmente las vacunas se asocian a la edad infantil, lo cierto es que también los ancianos reciben vacunas anuales. En gente mayor de 60 años, aquellas más frecuentes son para evitar la gripe, la neumonía y el tétanos.
Cabe recordar que las epidemias anuales de gripe causan en todo el mundo unos 3 a 5 millones de casos de enfermedad grave y unas 250.000 a 500.000 muertes. Aunque no en todos los casos se trata de una enfermedad letal, se sabe que en este colectivo muchas veces conduce a su hospitalización y en algunos casos en su muerte. En los climas más templados, el invierno es la estación donde se produce una mayor presencia de gripe. Mientras que en las regiones tropicales, pueden aparecer durante todo el año; de modo que sus brotes son más irregulares.
“En 1998, el movimiento antivacunas tomó fuerza en Estados Unidos después que el doctor británico Andrew Wakefield publicara en la revista The Lancet, un estudio en el que vinculaba a la vacuna tripe vírica con el autismo.”
¿Qué son las vacunas antineumocócicas?
En lo que se refiere a las vacunas antineumocócicas, estas previenen de la neumonía invasiva entre un 60% y un 70% en los mayores y adultos, evitando severas complicaciones y reduciendo sensiblemente la hospitalización y la mortalidad. Mientras que en el caso del tétanos su eficacia es más limitada; de hecho en algunos casos, no previene de la enfermedad. Cabe recordar que la vacuna contra el tétanos es de las más recientes (se empezó a implementar en 1965). De modo que todas aquellas personas que nacieron antes no la
¿Pero qué es lo que dicen los detractores de esta práctica médica? En 1998, el movimiento antivacunas tomó fuerza en Estados Unidos después que el doctor británico Andrew Wakefield publicara en la revista The Lancet, un estudio en el que vinculaba a la vacuna tripe vírica – para inmunizar contra el sarampión, la parotiditis y la rubéola – con el
Aunque investigaciones médicas posteriores han demostrado la falsedad de dichas conclusiones, lo cierto es que en lugares como California muchas familias se niegan a vacunar a sus hijos. Lo que produce que en las escuelas el porcentaje de menores inmunizados sea inferior al 92% – 95%, poniendo en peligro la “inmunidad de grupo” que proporciona protección a los individuos no vacunados.
Cabe recordar que las vacunas evitan cada año la muerte de 6 millones de personas, de los cuales 1,5 millones son niños.