¿Cómo se clasifican los grados de discapacidad?

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Muy a menudo, sufrir una discapacidad conlleva un doble castigo: por un lado, la propia limitación, que repercute directamente en el día a día de la persona afectada y, por otro lado, la exclusión social asociada. En estos casos, la información, es un arma muy poderosa para superar estos estigmas y entender realmente cuáles son las limitaciones. En el siguiente artículo pondremos el foco de atención en la discapacidad y en cómo lograr garantizar los derechos de las personas afectadas. ¿Qué grados de discapacidad hay reconocidos actualmente?

Definición de discapacidad

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) hace referencia a los problemas que afectan a la función corporal. Es decir, se considera que una persona tiene una discapacidad (o diversidad funcional) cuando debido a un problema o a una condición física concreta, no puede desarrollar sus funciones vitales de forma autónoma.

¿Cómo se calcula el grado de discapacidad?

Para discernir el grado de discapacidad de una persona, se toman como referencia las dificultades (o imposibilidad) para realizar la actividades básicas de la vida diaria (AVD). Y en función de la capacidad, o no, para llevarlas a cabo, se clasificarán sus limitaciones en un grado o en otro. Las actividades de la vida diaria incluyen muchas funciones, entre las que destacan:

  • Vestirse.
  • Asearse.
  • Bañarse.
  • Movimiento / traslado.
  • Control necesidades.
  • Control del sueño.

Grados de discapacidad

En consonancia con lo tratado en el apartado anterior, y tal y como recoge el Real Decreto 1971/1999 de 23 de diciembre, sobre el procedimiento para el reconocimiento y calificación del grado de minusvalía, los grados de discapacidad son los siguientes:

Grado 1

Poca o nula discapacidad (0%). La persona presenta alguna lesión o daño, pero esta no le impide realizar alguna actividad de la vida diaria.

Grado 2

Discapacidad leve (hasta el 24%). En este caso, hay indicios de dificultad para realizar las actividades de la vida diaria, pero a pesar de estas limitaciones pueden realizarse en su totalidad.

Grado 3

Discapacidad moderada (hasta el 49%). Los daños y secuelas que presenta el individuo sí que tienen un efecto directo en la imposibilidad de realizar actividades de la vida a diaria. A pesar de ello, la persona mantiene la autonomía en el autocuidado (aseo, higiene personal, etc.).

Grado 4

Discapacidad grave (hasta el 70%). Al igual que en el grado 3, la persona afectada presenta grandes dificultades para realizar actividades de la vida diaria y, además, su autonomía para el autocuidado se ve afectada también.

Grado 5

Discapacidad muy grave (más del 70%). En este caso, los daños, lesiones y secuelas que padece la persona afectada le imposibilitan poder realizar la actividades básicas de la vida diaria. Repercutiendo totalmente en su autonomía personal.

Cuidados especializados en discapacidad

Lo primero de todo, conviene recalcar que el término de “discapacidad” hace referencia a las facultades o capacidades de una persona para poder desarrollar una actividad. En ningún caso debe usarse para describir o valorar a la gente ni, mucho menos, su rol en la sociedad. Por esto, ayudar a las personas con minusvalías, con un apoyo especializado y con experiencia, que le ayude a superar las limitaciones, debe ser muy bien considerado. Una cuidadora especializada en el cuidado de personas discapacitadas será un soporte fundamental para que la calidad de vida ni el bienestar se vean más en riesgo. Una consideración para evitar la exclusión social y el estigma de las personas con esta problemática.

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