¿Qué factores tiene en cuenta un cuidador de alzheimer?
Es bien sabido que la enfermedad del Alzheimer resulta complicada de llevar, la persona progresivamente va perdiendo su capacidad de entender, tomar decisiones y ver las cosas que pasan a su alrededor.
Síntomas generales
Por una parte se produce la pérdida de la memoria a corto plazo y, posteriormente, la de largo plazo; empezando a olvidar hechos antiguos y caras conocidas. También se produce la incapacidad para aprender cosas nuevas e incluso para leer, escribir o dibujar. La persona padece problemas de vocabulario o empieza una frase y no sabe cómo terminarla.
A nivel de comportamiento, el afectado puede sufrir cambios de personalidad: personas expansivas se retraen o personas más reservadas empiezan a desinhibirse. También pueden aparecer episodios de agresividad frente a amigos y familiares, así como síntomas conocidos como neuropsiquiátricos, entre otros, psicosis o ansiedad.
De igual manera son comunes la agnosia o problemas visuales. La agnosia implica un cambio de percepción en el paciente que produce que deje de reconocer el uso de ciertos objetos o el significado de ciertos gestos simbólicos como el sonido de un timbre. Pero además se pueden generar dificultades para distinguir colores, identificar distancias y otras afectaciones visuales.
Finalmente está el insomnio, que si bien no es exclusivo del Alzheimer, se puede dar con más frecuencia en las personas que lo padecen, ya sea a través de la incapacidad para adormecerse o teniendo un sueño fragmentado, discontinuo y no restaurador.
¿Cómo puede ayudarte una cuidadora de alzheimer?
Dar sensación de control
Aunque la persona vaya perdiendo sus facultades mentales, el cuidador puede ser de gran ayuda al involucrarles en la toma de decisiones y devolviendoles la sensación de control, como por ejemplo a través del manejo conjunto de las tareas domésticas u otras actividades por el estilo. El cuidador se encargaría de plantearle los problemas que surjan en el día a día, con la intención de incentivar su propia capacidad para gestionar las situaciones; teniendo en cuenta asimismo, su progresivo deterioro cognitivo.
La importancia de la rutina
Para poder estabilizar mejor sus estados de ánimo y pautas de comportamiento, también sería de apoyo para crear un rutina, la cual es esencial para la estabilidad emocional de las personas con Alzheimer. Marcar los tiempos de levantarse, vestirse, desayunar, etc. es algo que permite a personas que lo padecen a sentirse más seguras. Así pues, conservar el propio reloj biológico puede ser de gran ayuda para que la persona no se sienta tan violentada por los sucesos exteriores. Ya que aunque la memoria deje de funcionar, la repetición de actividades permite conservar un ritmo interno. De hecho, cuando estas personas se encuentran de vacaciones o realizan alguna actividad que sale de su rutina, se elevan sus estados de ansiedad e incluso aumenta su capacidad de olvido.
Buenos hábitos de salud
Finalmente, un cuidador puede garantizar unos hábitos saludables que aseguren tanto su salud mental como física, a través de una buena alimentación, equilibrada y diversa, la realización de deporte moderado y la administración de sus medicamentos, prescritos por el médico.
Por último es importante recalcar que el núcleo familiar también debe involucrarse en el cuidado de las personas con Alzheimer para evitar que el peso dicha tarea recaiga en una sola persona, ya sea en un cuidador u otro familiar. También es vital cuidarse a uno mismo para poder cuidar mejor a la persona que estamos asistiendo.