Cómo prevenir la hipertensión en personas mayores

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Las preocupaciones entorno a la salud van en aumento a medida que se van cumpliendo años. No es de extrañar, pues muchas enfermedades tienen una mayor incidencia en personas de edad avanzada y, por lo tanto, es en esta franja de edad cuando se tiene que estar más alerta sobre los cambios que puede sufrir el estado de cada uno. Hacerse mayor implica convivir con el lógico deterioro progresivo de la salud, pero no por esto se debe dejar de lado este aspecto. Conocer los síntomas y causas de ciertas enfermedades puede ser de ayuda para tratar de prevenirlas o, en caso de padecerlas, saber cómo actuar. Una de las enfermedades más extendidas es la hipertensión en personas mayores, que es el máximo factor de riesgo para desarrollar enfermedades cardiovasculares.

¿Qué es la hipertensión?

Primero de todo cabe destacar que la presión arterial hace referencia a la fuerza que ejerce la sangre en los vasos sanguíneos. Esta fuerza viene determinada por dos variables: el grosor de las arterias y la cantidad de sangre que circula.

Atendiendo a esta definición, la hipertensión es una enfermedad crónica que viene marcada por un aumento de la presión arterial de forma persistente. ¿Qué valores definen la hipertensión? Según la Organización Mundial de Salud, cuando la tensión sistólica está por encima de 140 mm Hg o la tensión diastólica por encima (o igual) de 90 mm Hg.

El peligro de este aumento de tensión en la presión arterial, es que a mayor tensión es más probable originar daños en el corazón (se produce una mayor resistencia que deriva en un aumento de su masa muscular) y en los vasos sanguíneos de órganos centrales, como el cerebro o los riñones. En definitiva, se es más proclive a sufrir infartos o derrames cerebrales, por ejemplo.

¿Por qué está más presente en los ancianos?

El envejecimiento de una persona va de la mano del envejecimiento de su cuerpo. Este hecho provoca, en las arterias, un endurecimiento y pérdida de elasticidad que causan, a su vez, un aumento de la resistencia y un aumento de la tensión. Además, debido a los impedimentos físicos asociados a la tercera edad, muchas personas se ven limitadas y acarrean unos hábitos poco saludables, que pueden acelerar la aparición de esta patología.

¿Cómo se puede prevenir?

Una de las características de la hipertensión es que presenta poca sintomatología, lo que supone que muchas personas que padecen esta enfermedad no son conscientes de ellos. Por lo tanto, es preciso llevar a cabo un control estricto, sobre todo, en personas mayores para poder estar controladas a nivel médico y modificar el estilo de vida para adaptarse a esta nueva condición.

Más allá de los tratamientos médicos, necesarios, hay algunas cosas que se pueden hacer para tratar de reducir, o evitar, la hipertensión arterial:

Ser más activo

Intentar realizar más actividades, más ejercicio, siempre bajo la atención de su médico de cabecera. Unos 30 minutos al día, son una genial idea.

Tener una dieta más saludable

Evitar comer, en la medida de lo posible, comidas con altos niveles de azúcar o grasas saturadas. Por el contrario, añadir en el menú diario verduras y frutas será muy beneficioso. Adiós café y bebidas con cafeína.

Reducir el consumo de sal

De este modo evitaremos la retención de líquidos, que es un factor de riesgo para el aumento de la tensión.

Evitar fumar y beber

Evitar fumar (y estar en contacto con el humo) y el consumo de alcohol.

Los cuidados, la clave

El cambio de estilo de vida es un punto clave para evitar, o reducir, la hipertensión arterial en personas mayores. Y para lograr este cambio, unos buenos cuidados son muy importantes. Seguir la pauta marcada por el médico, tener una dieta saludable, hacer más ejercicio (adaptado a las necesidades de cada uno), etc. Todo esto con una persona asesorando, con un cuidador,  es mucho más fácil.

Es en este momento, cuando tener a una cuidadora especializada en personas mayores puede ser muy beneficioso. Tener un apoyo, durante todo el día o unas horas, puede ayudar a nuestros seres queridos a implementar estos cambios y mejorar su salud a partir de unos hábitos saludables. Hábitos que pueden ayudar a prevenir esta enfermedad tan frecuente entre las personas mayores. Una enfermedad silenciosa, sin signos ni síntomas visibles, por lo que adoptar este nuevo estilo es muy importante.

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