Si no te cuidas tú, quién te va cuidar. Seguro que has oído esta frase en muchas ocasiones y añadiríamos, que si no te cuidas, a quién vas a cuidar. Para ocuparte de otras personas tienes que estar bien a todos los niveles. Para algunas personas resulta muy complicado encontrar tiempo para sí mismas, pero no es una opción.
Si te descuidas poco a poco tu salud física se verá mermada, pero también lo hará tu estado emocional. Por eso, es indispensables conocer qué cambios debes hacer en tu vida para estar mejor. En las siguientes líneas queremos mostrarte las prioridades y necesidades de las cuidadoras. Un colectivo que en los últimos meses se ha visto expuesto a una alta responsabilidad debido a la pandemia del coronavirus.
¿Qué prioridades y necesidades de las cuidadoras hay que tener en cuenta?
Cuidar personas mayores supone un esfuerzo a nivel físico y emocional, pero si además tienen algún tipo de discapacidad física, psíquica o sensorial el trabajo se multiplica. Es cierto que las cuidadoras profesionales cuentan con herramientas para poder sobrellevar mejor la situación, pero también lo es que cuando se acumulan las horas de trabajo, las responsabilidades personales y la falta de descanso la situación puede estallar.
Por eso, aunque las cuidadoras profesionales están preparadas para afrontar situaciones complicadas, es necesario que se cuiden para poder desarrollar su labor con éxito. Los niveles de estrés que deben soportar en su trabajo son altos, pero pueden conseguir rebajarlos si se cuidan de la manera adecuada.
Volvemos a recalcar que la carga que siente una cuidadora suele estar relacionada con el grado de dependencia del anciano. No es lo mismo atender las necesidades de una persona que se vale por sí misma que de una que necesita asistencia en todas sus tareas rutinarias. Tampoco tendrá la misma carga quien realizan su labor a lo largo de una jornada de trabajo normal, que aquella que trabaja como interna y cuida del anciano todo el día.
Son muchas las labores de las que se ocupan las cuidadoras de ayuda a domicilio. Las tareas que tendrán que realizar dependerán de cada caso concreto, pero estas suelen ser las más habituales:
- Higiene diaria.
- Preparación de comidas.
- Hacer la compra de productos de primera necesidad.
- Limpieza del hogar y de la ropa.
- Acompañamiento a visitas médicas.
- Recordar la toma de medicamentos.
- Salidas a pasear.
- Actividades de estimulación cognitiva.
Además, le ofrecen su cariño y amistad, compartiendo con el anciano diferentes actividades lúdicas. Por todo lo comentado, no hay solo una implicación a nivel laboral, sino también personal. Debido a esta situación, la cuidadora puede verse afectada no solo a nivel físico, sino también emocionalmente.
Es cierto que el síndrome del cuidador quemado se da en personas que cuidan de un familiar dependiente, pero las cuidaras profesionales se pueden enfrentar a síntomas similares, por eso es muy importante que se cuiden y den atención a sus necesidades.
Otro de los retos a los que se deben enfrentar las cuidadoras es a contar con tiempo libre. Es cierto que la mayoría realizan jornadas de 8 horas, por lo que sí les quedaría tiempo para realizar otras actividades, sin embargo, el cansancio físico y emocional muchas veces les impide disfrutar de él. Cuando esto ocurre, los niveles de estrés aumentan y además la personas corre el riesgo de quedarse aisladas socialmente.
Como se trata de un asunto importante, en el siguiente apartado queremos mostrarte algunos síntomas a los que debes prestar atención para descubrir si tu trabajo está empezando a afectar a tu salud.
¿Cuáles son los síntomas del síndrome del cuidador quemado?
Lo primero que debes tener claro es que el síndrome del cuidador quemado afecta tanto física como emocionalmente a quien lo sufre. Además, está caracterizado por una serie de síntomas, estos son los más habituales:
- Dolor de cabeza.
- Dolor a nivel articular.
- Sensación de cansancio constante.
- Problemas cardiovasculares.
- Trastornos digestivos.
- Ansiedad o depresión.
- Sentimiento de culpa.
- Dificultades para conciliar el sueño.
Además, la persona que padece este síndrome puede descuidar su aspecto o incluso su higiene. También puede caer en hábitos perjudiciales, como el tabaco o el abuso del alcohol o los medicamentos.
Por todo lo comentado, resulta fundamental que todas las personas que trabajen cuidando a otros se dediquen tiempo a sí mismas. No solo porque necesitan estar bien, sino porque si no lo hacen, no podrán desarrollar bien su importante labor. En el siguiente apartado te mostramos algunas medidas que puedes adoptar si te encuentras en esta situación.
¿Qué medidas pueden tomar las cuidadoras para sentirse bien?
Ha llegado el momento de que descubras algunos hábitos que te resultarán útiles para desarrollar tu trabajo de manera adecuada, pero también para sentirte bien y cuidar de tu propia salud, son estos:
- Cuenta con las familias. El cuidado de las personas mayores puede ser muy absorbente, pero debes tener en cuenta que no estás sola. Las familias de los ancianos pueden ser un punto de apoyo. También los médicos que los atienden o tus propias compañeras.
- Cuenta cómo te sientes. Es importante compartir tus sentimientos con otros. Es algo que siempre lo es, pero que lo es aún más cuando desarrollas un trabajo tan estresante como el tuyo. Por eso, es vital que tengas un entorno al que confíes tus sentimientos y al que puedas pedir ayuda cuando lo necesites.
- Pensamientos negativos. Si te sientes mal, es normal tener pensamientos negativos. Sin embargo, no debes pasarlos por alto, ya que pueden tener un alto coste para ti. Por eso, si notas que ese tipo de ideas te rondan demasiado, pide ayuda. Valora hacerlo a un profesional.
- Tiempo libre. Busca tiempo libre para hacer cosas que te gusten y te hagan sentir bien. Mientras disfrutes de esas actividades trata de desconectar.
- Cuídate a todos los niveles. Si estas sana, rendirás más y te sentirás mejor. Por eso, cuida tu alimentación y tu descanso. No olvides hacer ejercicio físico de manera habitual. Además, acude al médico siempre que no te sientas bien.
- No estés sola. Evita aislarte. Es cierto que cuando estás muy cansada solo tienes ganas de tirarte en el sofá a descansar. No obstante, no siempre es la mejor opción. Necesitas estar con otras personas y pasar momentos agradables. Además, después notarás que te sientes mejor.
Es muy importante tener en cuenta las prioridades y necesidades de las cuidadoras. De no hacerlo, no podrán desarrollar bien su trabajo. Por eso, si quieres cuidar a otros, no dejes de cuidarte a ti primero.