Trastorno Obsesivo Compulsivo en ancianos

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Una de las afecciones que pueden alterar a las personas mayores es el llamado trastorno obsesivo-compulsivo, un trastorno psiquiátrico caracterizado por la aparición de pensamientos negativos recurrentes (llamados “obsesiones”) y de comportamientos compulsivos. Las obsesiones son pensamientos, imágenes o impulsos que provocan ansiedad y se experimentan como un gran malestar. En la jerga médica se denominan “egodistónicos”, es decir, alejados del autoconcepto.  Se pueden dar algunos ejemplos para ayudar a entender lo que puede ser una obsesión.

Obsesión VS compulsión

Las obsesiones son ideas, pensamientos, impulsos o imágenes que surgen repentinamente en la mente y se perciben como:

  • Intrusivos: la persona tiene la sensación de que la idea “irrumpe por sí sola” o que es independiente del flujo de pensamientos que le preceden.
  • Molestos: la persona experimenta malestar por el contenido o la frecuencia.
  • Sin sentido: la persona tiene la sensación de que es irracional, exagerada o de otra manera injustificada o sin relación con la realidad actual.

Una obsesión podría referirse a una persona, que por ejemplo, muy religiosa, que experimenta pensamientos o impulsos blasfemos y que identifica estas proyecciones como alejadas de su propio mundo y de su forma de ver las cosas. En algunos casos, las personas con trastorno obsesivo-compulsivo pueden tener miedo a la suciedad, temiendo enfermar, o pueden tener miedo de no poder controlar sus impulsos provocándose daño a sí mismos o a otros. Las compulsiones, en cambio, son conductas que se repiten a lo largo del tiempo, que se realizan siempre de una manera determinada y que por ello se denominan “rituales”. Estos comportamientos habituales se ponen en práctica en un intento de controlar las obsesiones. Las compulsiones, entonces, se desencadenan al seguir patrones de comportamiento que parecen precisos y como respuesta a una obsesión. Las personas afectadas intentan, por todos los medios, controlar las emociones negativas relacionadas con el pensamiento que provoca en ellas el malestar. El trastorno obsesivo-compulsivo resulta ser una de las patologías psiquiátricas más incapacitantes, ya que reduce significativamente la calidad de vida de quien lo padece.

Síntomas del trastorno obsesivo-compulsivo en ancianos

Los principales síntomas del trastorno obsesivo-compulsivo se dividen en obsesiones y compulsiones. Las obsesiones más comunes son el miedo a la suciedad, con la idea de que el propio cuerpo (a menudo las manos) u otros objetos están sucios a pesar de los numerosos lavados; la fobia a la contaminación, caracterizada por el miedo a que el contacto físico (por ejemplo, un apretón de manos) pueda traer enfermedades. Otro trastorno compulsivo está relacionado con el orden y la simetría, con un profundo malestar si no se mantiene un determinado patrón de orden, es decir, si ciertos objetos no están dispuestos siempre de la misma manera. Y, por último, el miedo a perder el control sobre uno mismo y hacerse daño a sí mismo o a los demás. Un método para aliviar este tipo de perturbaciones es intentar, junto con la persona mayor, simular el malestar que le aqueja y, con un tono de voz muy tranquilo y tranquilizador, hacerle entender que los temores que le causan malestar son infundados. Todo esto, por supuesto, puede ser eficaz en las primeras etapas del trastorno. Si el malestar se vuelve crónico y patológico, debe tratarse con terapia farmacológica.

Terapia para el trastorno obsesivo-compulsivo en ancianos

La terapia cognitivo-conductual es una valiosa herramienta de tratamiento para el trastorno obsesivo-compulsivo. Es eficaz en este tipo de trastorno en pacientes ancianos y produce beneficios a largo plazo. El tratamiento cognitivo-conductual tiene en cuenta las características de las personas mayores y los cambios físicos, cognitivos y sociales que se producen en la vejez. Se utilizan intervenciones personalizadas y flexibles que se adaptan a la especificidad de los síntomas y las necesidades del paciente. El tratamiento incluye la evaluación de los síntomas y el grado de “gravedad” del trastorno, así como los cambios de comportamiento. Mediante la psicoeducación, se proporciona al paciente información sobre la naturaleza del trastorno que experimenta y se le ayuda a combatir el estigma y la desinformación.

Si no tienes la posibilidad de cuidar de tus mayores, podrías necesitar la ayuda de un/a cuidador/a (por horas o las 24h) que se ocupe de sus necesidades básicas, no les deje nunca solos y te avise en el caso sufra un ataque debido al trastorno obsesivo-compulsivo.

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