Llegar a la vejez significa, en mayor o menos medida, entrar en una etapa de transición que puede desembocar en muchas dificultades. Dificultades que van más allá de las limitaciones físicas propias de la edad y que repercuten directamente en la movilidad. La vejez es un periodo lleno de cambios: físicos, emocionales, etc. Factores de cambio que suponen un riesgo para la salud y bienestar de las personas y que, si no se previenen a tiempo, pueden derivar en diversas patologías entre las que destaca la depresión.
¿Qué es la depresión?
Hablar de depresión es hablar de una enfermedad que incide directamente en el estado de ánimo del paciente, pero que va mucho más allá de “sentirse triste”. Su gravedad es severa ya que este trastorno mental nos transporta a un estado constante de desánimo y decaimiento generalizado (“ya no tengo ganas de nada”) que puede traer consigo nefastas consecuencias.
Aunque existen numerosos indicativos, los principales síntomas de las depresiones son los siguientes:
- Irritabilidad o desanimo prolongado.
- Problemas para conciliar el sueño.
- Cansancio o fatiga que agrava la desafección.
- Cambios drásticos en el apetito.
Ante cualquier indicio de recurrencia en cualquier de estos indicadores es preciso acudir a un especialista para descartar o empezar el tratamiento.
Relación entre depresión y personas mayores
La depresión, tal y como indica la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, es la enfermedad mental más común entre la población mayor de 65 años. Y uno de los mayores obstáculos para detectar su incidencia, es que los síntomas se entremezclan (y se confunden) con los envejecimiento, haciendo mucho más difícil su detección. Los motivos del gran impacto de la depresión en personas mayores se deben a, primeramente, al padecimiento de enfermedades cómo el Alzheimer, la diabetes, el Parkinson, que llevan relacionadas el desarrollo de trastornos como la depresión. Y, por otro lado, a los cambios de hábitos y funcionales que se suceden en esta etapa (jubilación, fallecimiento de algún ser querido, el amento de las limitaciones físicas y psíquicas, etc.) que suponen, en mayor o menor medida, en una fase de adaptación que puede no ser alcanzada.
En definitiva, la depresión en personas mayores, es una enfermedad que requiere de mucha atención para tratar de prevenir y, en caso contrario, empezar el tratamiento cuanto antes.
¿Cómo prevenir la depresión?
Prevenir la depresión en personas mayores es especialmente complicado. Sus síntomas, como ya se ha explicado, frecuentemente se confunden con los propios de la vejez y, por esto, muchas familias pasan por alto las señales de alerta que emiten sus seres queridos. Por esto, el primer paso para prevenir la depresión, es la atención constante al anciano. Pero existen otros métodos para evitar, dentro de lo posible, la depresión:
Apoyo constante
Intentar mitigar los cambios que sufre la persona mayor con una atención superior.
Dedicación
Dedicar un tiempo (diario) a la persona mayor (ya sea por teléfono o presencialmente). Es importante demostrar a nuestro ser querido que seguimos estando a su lado y que nos preocupamos por él, apoyándolo incondicionalmente.
Mantenerse activo
Intentar, siempre que sea posible, realizar actividades que ayuden a romper con el día a día y la monotonía: salir a pasear, ir al cine, etc.
La dieta es también importante
Hay ciertos productos que favorecen un estado de ánimo alegre y positivo: el pescado, la fruta rica en vitamina C, etc. Por lo que incluirlos en nuestra dieta es siempre una buena idea para nuestro bienestar.
Como vemos, lo más importante para evitar la depresión en personas mayores, es mostrando un apoyo y atención constante a nuestros seres queridos. Esto, que a simple vista puede parecer muy sencillo, puede ser muy difícil. Ya que conciliar las tareas, y necesidades propias, con el apoyo a una persona mayor (de forma recurrente), no es sencillo. Por esto la solución para por contratar a una cuidadora de ancianos, especializada en los cuidados a ancianos es la forma más eficaz de prevenir la depresión en personas mayores. Ya que de esta forma en todo momento nuestro ser querido estará acompañado y podrá ver como su día a día mejora constantemente, diluyendo los factores de riesgo que pueden desencadenar en la depresión.